Las Ventosas o “ventosaterapia” es una de las técnicas utilizadas por la Medicina Tradicional China, que consiste en colocar ventosas sobre la piel de determinadas áreas o puntos del cuerpo; su finalidad es causar una congestión local en la piel y los tejidos subcutáneos.
Las ventosas se pueden usar de muchas maneras: pueden dejarse fijas, pueden quitarse y ponerse rápidamente, pueden moverse una vez aplicadas, se pueden sacudir, girar y otras, según el estímulo o finalidad pretendido.
Una técnica de vetosas muy utilizada consiste en hacer deslizar las ventosas sobre la piel, mientras se mantiene el efecto ventosa. Para ello antes de colocarlas, se aplica aceite sobre la piel para lubricarla, facilitar los movimientos y evitar molestias. Esta opción puede ser tan agradable como un masaje y se conoce como ventosa móvil o andarina.
El uso de las ventosas es muy útil para el tratamiento de desequilibrios en los meridianos de acupuntura, ante un estancamiento de Xue o del Qi; también es eficaz para dispersar las Xie Qi (factores patógenos externos) sobre todo el viento, humedad y el frío.
También es efectiva ante problemas del aparato locomotor, articulaciones, músculos, contracturas, dolor lumbar y eliminar adherencias. Tradicionalmente también son utilizadas cuando se quiere eliminar las toxinas de una zona concreta, aportar Xue (sangre) a una zona de terminada, disolver el Estancamiento en determinadas zonas, etc.
En la actualidad existe una gran variedad de ventosas, las hay de plástico, de cristal, con imanes, con pera de goma, de bambú y otras. Las más modernas son de plástico y con una bomba de aspiración o pera de goma; las más tradicionales son de cristal grueso y quizá sean las más efectivas, ya que para hacer el vacío se precisa calor, que además ayuda a la apertura de los poros de la piel. Han quedado en desuso las de cerámica y las de bambú, por su fragilidad las primeras y por lo excesivamente porosas las segundas.
La ventosa de cristal es esférica y con una abertura estrecha, de cristal transparente y paredes gruesas, de modo que es posible ver y controlar la congestión que se forma en la piel. Para generar el vacío en este tipo de ventosas debe introducirse una llama, habitualmente algodón empapado en alcohol sujeto a unas pinzas; la combustión del oxígeno y posterior enfriamiento "crea el vacío" en el interior de la ventosa, que al colocarla sobre la piel hace que se pegue a ella y la succione.
La ventosa debe dejarse sobre la piel de 5 a 10 minutos; cuando la piel comienza a estar congestionada toma un color violeta-morado por la estasis provocado; conseguido el efecto debe retirarse la ventosa. Las ventosas suelen dejar una marca de color morado que suele desaparecer en pocos días.
La historia de las ventosas en la Medicina Tradicional China se remonta a mas de 2000 años de antigüedad, al menos a la dinastía Han; por primera vez aparecen descritas sus aplicaciones durante la dinastía Jin (265-420); en la cultura árabe se conocen desde hace miles de años como técnica llamaba “Hijhama”. También se tiene constancia de que las ventosas eran usadas por egipcios y griegos; Hipócrates y Galeno fueron grandes defensores de sus beneficios. En Europa y América se empiezan a usar en medicina a principios del siglo XIX.
© Manel Moreno y equipo.
Experto universitario en Acupuntura bioenergética y moxibustión.
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